La Educación Global
La idea detrás de los programas internacionales de educación es que existe la necesidad de preparar a las nuevas generaciones para participar activamente del proceso de globalización. El temor que genera este concepto es que sin una educación que oriente a los jóvenes hacia un pensamiento global, lo más probable es que terminen teniendo una mentalidad demasiado local. Para todo el que se preocupa por el futuro de sus hijos/hermanos/amigos en edad escolar, pensar en que puedan ir a estudiar a alguna prestigiosa universidad en el extranjero es definitivamente una tranquilidad (si es que pueden pagarlo). En muchos países latinoamericanos, la lógica del profeta fuera de su tierra se aplica: con un título de alguna universidad internacional, el éxito local está casi garantizado.
Los Mitos de la Lógica Global
Hay varios elementos que es bueno tener en cuenta antes de decidir a ciegas que los programas de educación internacional, tales como el IB (International Baccalaureate) o el IGCSE (International General Certificate of Secondary Education, ofrecido por Cambridge International Examinations), son la mejor opción. Primero, es necesario entender que la globalización no es un proceso nuevo. Sin duda la revolución tecnológica ha acelerado enormemente el proceso, especialmente en términos de intercambio de información. Sin embargo, la globalización como proceso de integración e intercambio intercultural es tan antiguo como las rutas de comercio de especias y los viajes marítimos, tal vez más. Lo que caracteriza a nuestra globalización es la facilitación de un específico tipo de intercambio económico y la prevalencia de la lógica de mercado.
En segundo lugar, debemos darnos cuenta de la falacia de la “mentalidad (demasiado) local” vs la “mentalidad global”. Esta lógica asume que lo internacional es en esencia mejor que lo local sin hacerse una pregunta fundamental: ¿qué es lo internacional? Cuando los latinoamericanos hablamos de tener una educación internacional, no estamos hablando de programas que provengan de naciones poderosas o emergentes de África, Medio Oriente o Asia; nos referimos a una educación basada en valores Europeos o Norteamericanos. Más específicamente, en culturas que tengan o promuevan el inglés como primera lengua, o en su defecto, que mantenga una economía neoliberal basada en parte en tratados de libre comercio. En suma, la globalización y su idea de “lo internacional” es bastante local para países como Estados Unidos, Canadá, Alemania o Inglaterra.
En este sentido, es necesario reconocer que el concepto de educación internacional implica una estructura de privilegio que construye una jerarquía social. Quienes tienen este tipo de educación, tienen acceso a más oportunidades. ¿Por qué? Me parece que la respuesta más inmediata es porque seguimos reproduciendo una mentalidad y lógica colonial, donde lo que viene del centro de poder tiene más valor que aquello que pertenece a la periferia. Seguimos pensándonos como culturas periféricas, viviendo al margen.
Desde Dónde Hablo
Yo fui alumno del IB, ingresé a una prestigiosa universidad privada gracias a ese diploma, trabajé como profesor de IGCSE y Luego de IB, rendí un examen de TOEFL, apliqué a la Fulbright, apliqué a cinco universidades en Canadá y Estados Unidos y ahora estoy terminando una maestría en The University of British Columbia. Seguí la lógica que mi cultura y mi educación me enseñaron, y que tanto cuestiono. Soy un sujeto colonial que habla desde una posición muy cómoda, porque tanto en mi vida de estudiante como en mi vida profesional, siempre estuve alineado al centro. Es una lógica de privilegio e injusticia social, pero que resulta una fórmula para de relativa seguridad. ¿Hay que evitarla y combatirla o hay que sacarle provecho? Lo que es necesario tener claro para responder a esa pregunta es que al participar de la lógica global de educación, sacrificamos gran parte de nuestra identidad local y cultural, pues instantáneamente la situamos en un rol marginal. Lo que es necesario es buscar la forma de sacar provecho de estos sistemas educativos sin vender lo que somos, a ningún precio.