Yo hablo español peruano
Recientemente, una amiga mexicana me hizo notar algo sobre el español que hablo. Ella me dijo que yo era el primer peruano que había conocido y que encontraba mi forma de hablar muy particular. Sin entrar a muchos detalles teóricos sobre las lenguas y sus variedades, es fácil notar que cada región tiene un “acento” propio, a veces muy particular y diferente del de otros lugares. Incluso, para el oído entrenado, dentro de países hay a su vez enormes variedades regionales. Por ejemplo, en Esperanza ya hemos hablado sobre algunas palabras clave del español peruano.
En Perú es posible notar tres variedades de español: costeño, andino y amazónico. Muchos lingüistas confirman que las variedades del español peruano son mucho más complejas, sin embargo, para no complicar esta breve presentación de los españoles del Perú, me quedo con la división en tres, que además corresponde a las tres grandes divisiones geográficas del país.
Sin duda, no pretendo ponerme como el ejemplo más estándar de un hablante de español costeño, pero efectivamente la explicación de mi amiga me hizo notar algo que encuentro común en Lima. En este post (y en los siguientes en donde se presentará las variedades y características del español Peruano) no pretendo dar un visión definitiva ni científica de las variedades de español que hay en el Perú. Solamente quiero presentar, de forma casi anecdotal, mis impresiones y experiencias con el español de mi país. Una vez un profesor de lingüística de mi universidad me dijo que “la mejor forma de conocer la realidad social de un país, es a través de sus lenguas y acentos”. Así, espero que el lector encuentre aquí datos curiosos, usos útiles y hasta tal vez consejos turísticos de cómo se usa el español en mi país.
Lo que mi amiga mexicana me hizo notar, es que tengo tres formas muy particulares de usar la interjección “ah”. Para los limeños o peruanos que estén leyendo, lo que a continuación voy a presentar, no es nada común en otras partes del mundo hispanohablante. No puedo dar fe si en países vecinos como Ecuador o Chile esto pase también. De cualquier forma, el “ah” limeño representa una marca muy particular de nuestro español.
1. La pregunta/reclamo
Al parecer, es muy común que un limeño acompañe una pregunta con un “ah” final. Algunos ejemplos comunes:
“¿Dónde estás, ah?”
“¿A qué hora vas a llegar, ah?”
“¿Cómo se llamaba la señora, ah?”
Lo que caracteriza al primer uso del “ah” limeño es el hecho de que se usa en contexto de pregunta, pero que le añade a esta un tono de reclamo. Como se ve en el primer caso, no solo se quiere saber dónde está la persona en cuestión. Lo que un limeño entiende gracias al “ah” es que tal vez esta persona está tarde, o que se le necesita inmediatamente. El primer “ah” ayuda a expresar una necesidad y una molestia a la pregunta.
Variación: también es posible incluir el “ah” al final de una pregunta como “¿Qué hora es, ah?” en donde en vez de reclamo, se aporta un sentido de apuro o necesidad, indicando que quien habla necesita la respuesta pronto.
2. Sustituto de “¿entiendes?” o “por si acaso”
Esta variante es un poco más compleja porque se adapta mucho al contexto en el cual se esté usando el “ah”. Básicamente, aquí se usa para confirmar que el oyente comprende o conoce la información que se le está dando. Ejemplos:
“Si lo pones boca abajo se apaga, ah”
“Deberías llegar antes de las ocho, ah”
Aquí es posible encontrar el “ah” usado en preguntas o afirmaciones, lo cual hace difícil proponer una regla invariable para este uso. Debo admitir que este “ah” fue el que más me costó notar en mi propia habla. Solo lo descubrí una vez que mi amiga mexicana lo hubo mencionado e indicado cada vez que lo hacía durante algunas semanas (y efectivamente lo uso mucho). Es un buen ejemplo de lo internalizado que tenemos los usos dialectales. Es muy difícil encontrarlos o explicarlos sin una perspectiva externa.
Variación: aunque estuve pensando hacer de esta variación un uso diferente, mi intuición me dice que más bien corresponde a este uso particular. Esta es variación se parece bastante al “eh” canadiense, en donde quien habla busca la afirmación o complicidad de quien escucha. Por ejemplo:
“Bueno el partido, ¿ah?”
“Están caras las papas, ¿ah?”
En esta variación puede sustituir el “ah” por un “¿no es cierto?”. Aunque efectivamente esta variación suena más bien a una pregunta (con el mismo tipo de inflexión en la voz que hacemos al preguntar), considero que, al igual que los casos de más arriba, también se lo está utilizando para buscar algún tipo de confirmación de parte del oyente.
3. La afirmación directa
Así es, muchos limeños usamos el “ah” en lugar de un simple y regular “sí”. El ejemplo es bastante evidente, pero de igual forma aquí va:
“- ¿Quieres ir al cine más tarde?
– Ah.”
Debo decir que en este particular “ah” se suele alargar la vocal. Para expresarlo gráficamente, podríamos representarlo como “aaaaaah”. Tiene, además, un tono descendente que le da a la afirmación un matiz categórico de respuesta.
¿El habla correcta?
En Perú se enseña durante la educación escolar que es importante “hablar correctamente”. Aunque es cierto que el español tiene en la Real Academia una institución que intenta fijar normas estándares de lenguaje, también es útil recordar que cualquier lengua y variación tiene una vida propia más allá de leyes impuestas. Las lenguas se transforman constantemente, y eso les da riqueza y personalidad. Es difícil que en una clase uno aprenda los usos y matices del “ah” limeño, y es posible que incluso lo consideren como “incorrecto”. Sin embargo, como hablante de la variedad peruana-costeña, debo decir que me sentí muy especial cuando mi amiga mexicana me hizo notar mi constante uso del “ah”. De hecho, he logrado que ella comience a usarlo sin siquiera notarlo. Así que, bien estés aprendiendo español como segunda lengua, o bien seas un hablante nativo, es importante rescatar tu identidad local con variaciones y usos como este, ¿ah?