Problems and opportunities in language learning
Language is inherently a creative practice. We actually don’t realize it, but in our daily communication, an act of impossible creation is occurring. Of course this is a matter of perspective, but if you think about it, talking, writing, or any king of human language involves playing with limited resources. There is a finite amount of words, and even worse, a set of rules that restricts the types of combinations we can make with those words. If you think about the grammar learned at school, about all the social conventions dictating what is proper or improper to say, about the frustration while trying to express a complex feeling… in sum, if you think about all the limitations the language has, it is kind of miraculous that we managed to build a complex civilization based on language and communication.
However, those limitations are the ones that constitute the rules of the game. Imagine this: if you give a ball to a group of children and then say “play”, it wont take too long before the interaction between the kids and the ball gets naturally organized. Maybe it will look like chaos at the beginning, but if you ask again, the children will tell you that to play the game, you can’t touch the ball with your hands, and to score you need to throw the ball through a hole in the fence. And that’s the fun of it! The limitations represent the opportunity and the challenge. Most people can climb a tree, but what if you do it blindfolded?
Language, in this sense, is the most complex game. To express what we think and feel, we recur to an insanely complex set of rules and a finite (and always changing) amount of words. And we learn all that during the first three years of our life! That’s why I love language, that’s why I’m obsessed with words and phrases. Because to the creative person, every problem is an opportunity. Don’t forget that language demonstrates that every person in the world is creative. Now, what if you try in a different language?
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Problemas y oportunidades en el aprendizaje del lenguaje
El lenguaje es por naturaleza una práctica creativa. No nos damos cuenta, pero durante la comunicación más cotidiana, ocurre un acto creativo casi imposible. Por supuesto que depende de la perspectiva, pero si lo pensamos un momento, escribir, hablar o cualquier otro tipo de comunicación humana involucra un número muy limitado de recursos. Solo contamos con un número finito de palabras, y peor aún, un conjunto de reglas que restringe el tipo de combinaciones que podemos hacer con ellas. Si pensamos en la gramática aprendida en la escuela, en las convenciones sociales que nos dice qué es apropiado o inapropiado de decir, en lo frustración que implica tratar de expresar un sentimiento complejo… En resumen, si pensamos en todas las limitaciones que tiene el lenguaje, es casi milagroso que hayamos logrado construir nuestras civilizaciones basándonos en lenguaje y comunicación.
Sin embargo, esas mismas limitaciones son las que constituyen las reglas del juego. Pensemos en esto: si le das una pelota a un grupo de niñas y simplemente les dices, “jueguen”, no tardará mucho para que la interacción entre las niñas y la pelota adquiera cierto tipo de organización natural. Tal vez pueda parecer caótico al inicio, pero si les preguntas de nuevo, ellas te dirán que si quieres jugar, no vale tocar la pelota con la mano y para anotar necesitas pasarla por el hueco de la cerca. ¡Y precisamente eso es lo divertido! Las limitaciones representan la oportunidad y el reto. Cualquiera puede trepar el árbol, pero ¿a ver trata con los ojos vendados?
El lenguaje, en este sentido, es el juego más complicado de todos. Para decir lo que pensamos y sentimos, recurrimos a una complejísima colección de reglas y a un limitado (y siempre cambiante) número de palabras. Es el juego más difícil, y lo aprendemos antes de los tres años. Es por eso que amo el lenguaje, es por eso que vivo obsesionado con las palabras y las frases. Porque para la persona creativa, todo problema es una oportunidad. Nunca hay que olvidar que la existencia del lenguaje demuestra que todas las personas del mundo son creativas. Ahora, ¿a ver trata en otro idioma?
¡Gran artículo, mi querido Burruts! Hablar es tan divertido que por eso nunca paro de hacerlo… Ahora, siempre sin quebrar las reglas de juego: no es lo mismo “¡Vamos a comer, chicas!”, que “¡Vamos a comer chicas!”