El bienestar y los objetivos de la educación
Como parte de un curso que enseño sobre liderazgo escolar, mis alumnos mostraron interés en la relación del liderazgo educativo y su rol en la construcción de una escuela feliz. En mi experiencia, el tema del liderazgo siempre está atado a cuestiones de eficacia y resultados. Básicamente, un buen líder es quien logra que su comunidad demuestre aprendizajes y logros de diversas formas. Sin embargo, ante la pregunta de ¿cómo quisiera que fuera mi propia escuela?, muchos estudiantes se cuestionaron qué buscaría su institución. Y así, muchos, llegaron a la conclusión de que una escuela debería ser un lugar feliz, y la educación un medio para alcanzar el bienestar.
Algunas preguntas esenciales
Aunque el bienestar escolar es un tema que he buscado concer mejor (particularmente a través del sufrimiento asociado al aprendizaje y la escuela), no me considero un conocedor o menos un experto. Así que decidí recurrir a mis habilidades humanistas y plantearles a mis alumnos una pregunta que abriera la ruta para resolver sus dudas: ¿se consideran personas felices?
Interesante encontrar que la mayoría respondió que sí, son, de alguna forma, seres felices. Más intrigante todavía, conocer que lo son por razones tremendamente diferentes. Así que la pregunta se transformó a ¿qué entendemos por felicidad? Luego de considerar experiencias propias, desde un abordaje más bien empírico, y hablar de la percepción cultural de la felicidad, otra vez los estudiantes se cuestionaron pues no encontraban una respuesta satisfactoria a saber por qué todos eran felices de diferentes maneras. Así que apuntaron más alto y se preguntaron ¿qué es la felicidad? Ante esto, tuvimos que recurrir a algunos filósofos que nos pudieran mostrar lo más universal de un concepto altamente asbtracto.
Epicuro y la búsqueda de la no-perturbación
Cuando les hablé del hedonismo fue interesante ver cómo la concepción actual del término chocaba mucho con las propuestas de Epicuro de hace más de 2300 años. Para empezar, los estudiantes relacionaron hedonismo con los discursos modernos que rodean al trinomio sexo, drogas y rock & roll. Nada más distante de la visión epicureísta del placer.
Para Epicuro, la felicidad se alcanza cuando se extrae el sufrimiento de la existencia. Para ello, era necesario lograr placer. Pero no se trata de la visión de placer que nos puede ofrecer el discurso sexo, drogas y rock & roll, sino que Epicuro más bien nos presenta una taxonomía del placer que pretende comprender los alcances de la existencia humana. Para Epicuro, es importante el manejo de tres tipos de placeres:
- Placer natural y necesario: es el más fácil de alcanzar pues corresponde al obtenido a través de la satisfacción de nuestras necesidades más básicas (como la alimentación o el sueño). Su importancia reside en que sin este placer, no podemos hablar de felicidad o, ni siquiera, de vida.
- Placer natural y no necesario: aunque ligado a las necesidades básicas, aquí Epicuro habla de todo aquello que no necesitamos para vivir, como un plato gourmet y delicado. Sin embargo, cuando deseamos esta clase de placeres, podemos encontrar infelicidad.
- Placer no natural y no necesario: aquí Epicuro ubica los deseos ligados a la satisfacción de placeres vanos, como el reconocimiento o la fama.
Así, acostumbrándonos a formas simples de vida, podemos alcanzar una existencia saludable y feliz. Este estado de no perturbación de los deseos puede llevarnos a una experiencia real de la felicidad y a este estado se le conoce como ataraxia. La ataraxia, entonces, es nuestro camino hacia el bienestar existencial.
Educación y gestión del bienestar
Los alumnos preguntaron luego si, entonces, lo que una escuela debería enseñar es la ataraxia y formas de alcanzarla. De hecho, vincularon las ideas de Epicuro a las tendencias educativas que buscan en disciplinas orientales espacios de aprendizaje alternativos. Pero también tuvieron una perspectiva crítica ante estas tendnecias, pues muchas veces sus aplicaciones más new age reducen y descontextualizan los saberes de otras culturas para convertirlas en actividades mecánicas carentes de la trascendencia que en su cultura tienen. Mi repregunta fue más bien sobre cómo la visión epicureista de la felicidad y el bienestar podría contribuir a entender el rol del liderazgo de una manera diferente.
Sin embargo, no tengo respuestas concretas para ellos. Lo que sí tengo son cuestionamientos. Por ejemplo, ¿quién es el responsable del bienestar y la felicidad de los estudiantes de una escuela? ¿El docente, los psicólogos, el director? Y, al mismo tiempo, ¿quién se responsabiliza por la felicidad de los docentes y trabajadores de la escuela? ¿Hay algún especialista que busque mantener el bienestar a todo nivel en la institución educativa? ¿Por qué esto sería importante en una escuela?
Muchas instituciones valoran la importancia del bienestar de la comunidad que conforman y tienen departamentos de recursos humanos que buscan esto. En las escuelas, el bienestar cae en manos de los psicólogos y se asume que los docentes son capaces de gestional el bienestar de los estudiantes. Pero como uno de los principales centros de socialización, la escuela modela la existencia de la comunidad que forma al ofrecer objetivos de logro, situaciones de fracaso, horizontes de éxito y reflexión sobre el futuro al proponer la pregunta “¿qué queremos ser de grandes?”.
La escuela exitosa
Los alumnos tampoco llegaron a respuestas definitivas. De hecho, no era el objetivo de una clase. Pero sí se dieron el espacio para pensar cuál sería el rol de la escuela y sus miembros en la conformación de espacios y concepciones del bienestar. Muchos estudieron de acuerdo que, finalmente, aunque concebían la felicidad de diversas maneras, la educación tiene como uno de sus fines acercar a las personas a su mejor estado. Por lo tanto, la búsqueda de la felicidad de alguna forma gravita entre los principales núcleos de la escolaridad… o al menos debería.
¿Cuál es el rol de la educación frente al sufrimiento existencial? Pues sin duda afrontarlo, atenderlo, reconocerlo. Desde una visión de liderazgo, si una escuela es una institución que busca el “mejor ser” de los miembros de la comunidad que conforma, entonces todos sus miembros deberían jugar un rol importante en la falicidad del otro. En ese sentido, los objetivos y las influencia que genera el líder educativo deben considerar entre sus fines, además de resultados, egresos, acceso a la educación superior y demas criterios de calidad educativa de nuestra época, la búsqueda del bienestar y la felicidad. Para ello, por qué no preguntarnos ¿cómo construyo las metas, placeres y felicidades de los otros?